miércoles, 9 de enero de 2008

Mi Dios es amor


Mi credo es Dios, y Dios, mi Dios, es amor; desde que tengo uso de razón esas dos palabras han estado como marcas grabadas como con fuego en mi corazón. Desde niño he buscado a Dios, le anhelaba, le soñaba, le necesitaba, como el recién nacido busca el pecho de su madre, como el agua de lluvia busca al río, como las plantas buscan el primer rayo de Sol que nace; así buscaba mi vida a mi Dios desde el principio de mis días.


Era muy difícil para mí hablar de mis anhelos por Dios con mis amigos siendo tan niños, para mí era algo vital, para ellos me imagino que yo era una rareza más. Hubieron muchas mañanas y tardes de juegos, y momentos en los que me tumbaba en la yerba del parque, en aquellas noches de verano, para mirar las estrellas y sentir que escapaba por un instante de la prisión de mi cuerpo, y podía recuperar mi naturaleza para poder volar junto a las estrellas y estar más cerca de Dios.


Pero con el tiempo Él me hizo ver que no era necesario volar para estar cerca de Él, porque Él esta cerca del que sufre, cerca del que llora, cerca del que esta preso, cerca del pobre, cerca del que no tiene ilusión por la vida, cerca del que no tiene nada, y solo espera que alguien con vestido de carne pueda llevarles con Su Palabra un rayo de esperanza.


Roguemos al Señor que nos haga resplandecer como rayos de luz eterna en medio de las tinieblas, llevemos Su amor a los demás e iluminemos con Su Luz la oscuridad. Así como Dios es amor y es Luz, caminemos en Su amor y en Su Luz.

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