martes, 12 de febrero de 2008

¿Dios creó todo lo que existe?


Recientemente he empezado a grabar unos programas de radio en los que se intenta buscar a Dios dentro de la ciencia, y estamos tratando de explicar de forma sencilla qué dice la ciencia sobre lo que és el universo y como se generó. Posteriormente queremos buscar a la ciencia en las Escrituras, e intentar hermanar los dos conceptos de la creación de todo lo que nos rodea. Para ello he vuelto a releer escritos y artículos de científicos a los que admiro, y entre todo lo que he leido me volvió a encantar algo que leí hace tiempo, y que ahora me gustaría compartir en este blog.


Un profesor, en la universidad, retó a sus alumnos con la siguiente pregunta:
“¿Dios creó todo lo que existe?”.
Un estudiante contestó: Sí, Dios lo hizo todo.

¿Dios creó todo?, pregunto nuevamente el profesor.
Sí señor, respondió el joven.

El profesor contestó... “Si Dios creó todo, entonces Dios también hizo al mal, pues el mal existe. Y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo”.

El estudiante se quedó callado ante tal respuesta. Y el profesor, encantado de 'haberse conocido', se jactaba ante la clase de haber probado una vez más que la fe y Dios son un mito.

Otro estudiante desde el fondo de la clase levantó su mano y dijo:
¿Puedo hacerle una pregunta, profesor?.

Por supuesto, respondió el profesor, hinchado por su soberbia.
El joven alumno se puso de pie y le preguntó: ¿Profesor, existe el frío?

El profesor, perplejo por la pregunta la contestó: ¿Qué pregunta es esa?, por supuesto que existe el frío, ¿acaso usted no ha tenido nunca frío?.

El muchacho respondió: “De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de Física, lo que consideramos frío, en realidad es la ausencia de calor. Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es la manifestación de la energía que contiene ese cuerpo. La temperatura del cero absoluto es la ausencia total y absoluta de energía, y por lo tanto, un cuerpo con esa temperatura nunca podría transmitir calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar a bajas temperaturas, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor”.

El profesor no pudo responder, y empezaba a sentirse incómodo por la respuesta del alumno.

Permítame una pregunta más, señor, ¿existe la oscuridad?, agregó el estudiante.
El profesor respondió: Por supuesto que sí.

El estudiante contestó: Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad la ausencia de luz. “La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores de los que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad en cambio no se puede estudiar. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. Cómo se puede saber cuan oscuro está un espacio determinado?, en base a la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así?. Por lo tanto, oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente”.

Finalmente, el joven preguntó al profesor:
Profesor, ¿existe el mal?.

El profesor respondió: Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio, vemos guerras, robos, violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son el mal.

A lo que el estudiante respondió: El mal no existe, señor, o al menos no existe por si mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios. El mal es, al igual que los casos anteriores, un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó al mal. No es como la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones ni en sus vidas. Es igual que sentir el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.

Entonces el profesor, después de asentir con la cabeza, se quedó callado y no pudo articular palabra.

Este particular alumno era un joven judío a quien admiro:

ALBERT EINSTEIN